Por David Martin

Desde un principio, el ser humano ha creado herramientas que faciliten su trabajo, fabricó flechas y lanzas de rocas fuertes y filosas, adecuando su entorno para su beneficio y el de los suyos, por lo que las civilizaciones se han medido por los avances sociales, culturales y tecnológicos que poseen. El perfeccionamiento de estos utensilios ha llegado hasta el punto de que funcionen sin la constante manipulación de una persona, así es que una máquina puede ejecutar ordenes con tan sólo apretar un botón. Aunque esta idea la relacionamos más con el hecho de hacer una tarea más simple, los autómatas, por el contrario, realizan movimientos a voluntad propia.
La mitología nos dice que Hefestos creó a un ser de bronce llamado Talos, que se encargaba de proteger la isla de Creta de extranjeros no deseados o de posibles invasores, por lo que se puede considerar el primer autómata; sin embargo, hablando de realidades, el mérito se lo llevaría Arquitas de Tarento (430 a.c. – 360 a.c.) que inventó un artefacto con alas, similar a una paloma, que lograba volar unos 300 metros. A través de los siglos, la fascinación por darle vida y movimiento a un objeto inanimado, que copiara al ser humano, se ha repetido en muchas ocasiones, como el Caballero Mecánico de Leonardo Da Vinci o el Ajedrecista (también llamado El Turco)1 de Wolfgang von Kempelen.
No fue sino hasta mediados del siglo XX que se propagó el concepto de robot, evolución de un concepto acuñado en la literatura de ciencia ficción sobre seres capaces de seguir órdenes y llevar a cabo tareas diveras. Entonces, con la tecnología surge la robótica, encargada del desarrollo, diseño y operación de robots; así como la industrialización hace dos siglos agilizó la producción, desplazando la mano de obra, los robots han reemplazado a muchos trabajadores.
Pero ahora enfrentamos un dilema más profundo, ya no estamos hablando de una sustitución física, sino también mental, que pone en riesgo tanto el conocimiento como la producción artística. Nos topamos entonces con la Inteligencia Artificial o IA. Una de las definiciones es: la capacidad de una maquina o computadora para imitar los procesos cognitivos de un ser humano. Hasta hace unos meses, dichos procesos se limitaban a responder preguntas y dar sugerencias; ahora, lo siguiente han sido las IA generativas, es decir, las que son capaces de crear textos, imágenes y música comprensibles, con base en datos previamente introducidos.
Hicimos el ejercicio con el programa online Canva Magic Write, pidiéndole que hiciera un texto sobre crítica al arte colombiano, por lo que escribió:
La crítica al arte colombiano es un tema complejo y variado, ya que existen muchas corrientes y estilos dentro de la escena artística del país. Algunas críticas pueden estar relacionadas con la falta de apoyo institucional, la falta de diversidad en las exposiciones o la falta de inclusión de artistas y temas marginados. Sin embargo, también hay quienes ven una gran riqueza en la creatividad y la originalidad de los artistas colombianos y su capacidad para reflejar la complejidad y diversidad de la sociedad colombiana.
Luego lo intentamos con algo de ficción, pidiéndole un cuento sobre duendes escritores:
Había una vez un grupo de duendes muy especiales, a quienes les encantaba escribir. Cada noche, se reunían en un pequeño bosque y compartían sus historias con los demás. Uno de ellos siempre contaba las historias más emocionantes, mientras que otro era el mejor en crear personajes sorprendentes. Juntos, escribían cuentos que hacían soñar a todos los que los escuchaban. Y así, los duendes escritores se convirtieron en leyenda.
Muchos de estos programas son de pago y están en continua evolución, por lo que los textos pueden resultar más extensos y complejos. Igual ocurre con la música. Se le puede solicitar a un programa especifico, una canción con ciertas características o al estilo de cierto artista y en cuestión de segundos sugiere como hacerla. Quizás el avance más significativo se trata en las artes gráficas, ya que la IA puede generar diseños y piezas terminadas, de acuerdo a lo que un cliente en particular requiera. De acuerdo al portal Bloomberg2 en un artículo del 13 de abril de 2023, la compañía china Bluefocus Intelligent Communications Group Co. planea reemplazar a sus copywriters y diseñadores gráficos externos, con una inteligencia similar a ChatGPT.

Para completar, ahora nos estamos adentrando en una producción en tiempo real. ChatGPT ha lanzado RadioGPT3, una emisora virtual que programa música y cuyos DJs -que son Inteligencias Artificiales- pueden informar con base a tendencias de canales y redes sociales. Estos locutores pueden utilizar las voces de conocidos presentadores y trabajar las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, sin descansar.
Quizás se esté formando una distopia que, en un plazo menor al que pensábamos, nos está sometiendo y con un latente temor, será capaz de tomar decisiones por nosotros y reemplazarnos totalmente en nuestros oficios. Ya no es arriesgado pensar que el arte ahora no es un concepto netamente creado por humanos, que el próximo best-seller sea escrito por una máquina (y no precisamente de escribir) y que la canción que tanto nos suena en la cabeza, no haya sido creada por ningún artista.
- A pesar de que sus movimientos se ejercían por medio de poleas y engranajes, alguien se escondía dentro de la estructura para jugar al ajedrez y ganar las partidas.
- https://www.bloomberg.com/news/articles/2023-04-14/company-ditches-humans-in-favor-of-chatgpt-style-ai?srnd=technology-vp&leadSource=uverify%20wall
- https://listen.streamon.fm/radiogpt