Metaversos emocionales

Por Juan José Vélez Cuaical 

El 28 de octubre de 2021, Facebook anuncia al mundo su objetivo principal: El Metaverso. Un espacio virtual de realidad aumentada que busca acercarnos “presencialmente” como sociedad. Al respecto, propongo una lectura desde el lenguaje cinematográfico de Spike Jonze con Her (2013) para comprender los alcances que, en un futuro cercano, puede desencadenar a nivel psicoafectivo la tecnología en nosotros. 

Escrita y dirigida por Spike Jonze, protagonizada por Joaquín Phoenix (Theodore) y Scarlett Johansson (Samantha); ganadora del premio Oscar y un Globo de oro al mejor guion (2014), “Her” es la historia de una doble ruptura, pero de un único encuentro. Ésta tiene lugar en una ciudad asediada por las pantallas y un urbanismo minimal, casi ascético, de gentes que caminan hablando, por lo general, con ellos mismos. La película nos relata la relación entre un hombre y una inteligencia artificial. 

Theodore es un hombre solitario, económicamente estable, dedicado a la escritura de sentimientos ajenos (es escritor de cartas por encargo). Su vida transcurre en una urbe de tecnología avanzada. A partir de la compra del programa OS 1, conocerá a Samantha, una asistencia de voz con inteligencia artificial. El uso de los colores como recurso estético resulta significativo, con una paleta que se mueve entre colores pasteles y consigue apaciguar la complejidad de las situaciones que vive este personaje.

Jonze, emplea constantes Flash Back presentando a Catherine, exesposa de Theo. En cada uno de ellos la luz es cálida, lo que crea una correspondencia entre la luz natural y sus estados de ánimo positivos. La luz artificial se resumirá en el uso de pantallas y hologramas de videojuego, que, de manera inevitable, indican la imposibilidad de dar cuerpo no solo a Samantha, sino a los sentimientos que tiene Theodore y que se le dificulta expresar, cuando son sobre sí mismo.  

Los espacios abiertos son empleados para reflejar la introspección de Theodore, incluso cuando habla con Samantha, se presentan como momentos consigo mismo. Los colores son fríos cuando surgen las dificultades de su nueva relación con ella.  En sentido estricto el color no existe, es una sensación, lo que significa que son nuestros ojos los que le dan sentido de existencia. De este modo el amor de él por Samantha se constituye, incluso cuando no ha podido verla, con su voz ha podido sentirla.  

Este romance encuentra su final cuando Theodore comprende que no era la única relación de Samantha, o lo que es igual, él no era el único para ella. Theodore buscando amar y ser amado, no comprende la búsqueda de Samantha por querer tener cuerpo y ser así, “más” humana. Esto es una invitación directa a pensar que la experiencia de lo humano se moviliza entre lo fáctico y lo corporal.

Si lo que pensamos es posible también sentirlo, sucede porque nuestras emociones más intimas las comunica el cuerpo. «Her» es muestra de que lo humano sobrevive pese a la embestida tecnológica. 

2023

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