Por Isabella Borja Estela
Las famosas películas de terror son un género del cine el cual busca estimular sensaciones de miedo, generando un sentido inesperado de la belleza. La primera cinta de este género fue La mansión del diablo (1896), un breve cortometraje de tres minutos de un humor gótico; de ahí en adelante surgieron diferentes tipos de clasificaciones y personajes. Toda película genera placer, su finalidad es respectivamente esa, llegar a un público en específico y tener aceptación, ya que sin ser así no serían populares ni tampoco se llevarían a cabo; en el caso, del cine de terror, es un morbo1 que se genera en los espectadores, donde desean sentir algo, ayudando a contemplar sensaciones de pánico sin enfrentarse realmente a un peligro. Se puede entender al protagonista pero no serás él, es una mezcla de tensión y surrealismo, donde las personas pueden experimentar tristeza, emoción, ansiedad, todo al mismo tiempo, siendo este el punto de enfoque que lo hace interesante, y aunque puedan ser negativos los sentimientos, se desea explorar el miedo para al final, tener una sensación de alivio.
La pregunta principal que se genera es: ¿Quién dijo que el terror no puede ser bello? Esto no sólo va de la mano de los recursos “grotescos” -sin los cuales no sería categorizado este tipo de cine como tal-, sino también, el sentido que tendría apelando a las emociones mencionadas anteriormente. Así es como funciona lo estético en estas películas, quedan impregnados en la mente los momentos claves cinematográficos que, por algún motivo te marcan; esto no suele suceder con películas románticas o de comedia, donde pasas un buen rato y es todo. El género del terror mezcla diferentes categorías estéticas, donde, desde lo grotesco, junto con lo feo y trágico, terminan dando un resultado positivo arraigado a lo cómico y agradable; en el caso de la risa, se caracteriza por el uso de la sátira sobre los estereotipos del terror como su principal vía de humor.
En ese sentido, lo estético parte de dos raíces al analizar películas: La trama y la forma, donde al fusionarse se completa la obra final. A su vez, hay una categoría de este cine denominada “películas de culto”2, las cuales son las más interesantes a causa de su composición estética, que de alguna u otra forma han marcado por su ambiente aterrador y oscuro; son clásicos aclamados por la audiencia. Entre esas encontramos a:
El bebé de Rosemary (1968)
Una historia retorcida de una mujer en estado de embarazo que se instala junto a su pareja en unos apartamentos, sin darse cuenta que sus vecinos pertenecen a una secta satánica y desean a su bebé para actos insólitos. Es considerada una joya del terror por la sutileza en su estética y la concentración en los detalles de la historia, deseando construir un rompecabezas.
El resplandor (1980)
Jack Torrance decide aceptar un trabajo en un hotel y se muda con su familia, al cabo de un tiempo empiezan a manifestarse entes malignos. Un atractivo estético de esta película son las escenas inolvidables: La sangre en el elevador, las gemelas en el pasillo, la iluminación, la escenografía, la trama caracterizada por momentos impactantes e inquietantes, donde se retrata claramente la relación del terror con la locura.
Suspiria (1977)
Una bailarina se inscribe a una corporación de danza, sin darse cuenta que la dirigen unas brujas. Tanto el original como el remake3 (2018) son una obra visualmente impresionante, una de las más icónicas, bien recordada por el uso de tonos primarios, inquietantes imágenes con símbolos en su elaboración y música tétrica, provocando una experiencia única.
Otro tipo de películas resaltadas por su estética son: Halloween (1978), en el que predomina el contraste entre día/noche y cálido/frio; Los extraños 2 (2018) famosa por sus planos, movimientos de cámara, escenografía y looks icónicos, demostrando que un asesinato puede ser digno de verse en pantalla sin taparse los ojos; Drácula (1991) donde se deja de lado la apariencia grotesca, y se le da fuerza al amor; además, directores de cine, como Guillermo del toro y Tim Burton, tienen realizaciones de terror y surrealismo gótico, donde prima la composición de colores y la atmosfera de miedo, también, a su vez, hay escritores, como Edmund Burke que abordan el miedo y lo grotesco como un medio para llegar a lo sublime, una estimulación desde y para complacer a la curiosidad que se genera en las personas.
En temas de composición, los elementos básicos que contiene cualquier película son la iluminación, la temperatura, la escenografía… sin embargo, no solo se enfoca en la forma sino también en el contenido, donde la cultura popular referente al terror, pone en evidencia objetos que se mueven de la nada, seres sobrenaturales que retan las leyes de la naturaleza, sitios oscuros con puertas que rechinan, todo lo que puede llegar a caracterizar esa sensación de desasosiego.
En el canal oficial de YouTube de Netflix Latinoamérica, se publicó un video de la satisfacción por ver películas y series de terror donde explican como “el miedo es una reacción natural que sentimos para mantenernos a salvo, el cual estimula el sentido de supervivencia” 4. Cuando se percibe amenaza se activa el mecanismo de defensa como lucha o huida, se ignora lo que no es esencial, y se enfoca en sobrevivir, pero al estar fuera de ese contexto el cerebro asimila que no es un riesgo verdadero, entonces, vendría siendo al final una forma de entretenimiento donde se trasladan los placeres, estimulando lo cotidiano y desconocido. Por otro lado, existen estudios5 que demuestran que las personas que ven contenido de horror son más capaces de adaptarse a las situaciones de peligro reales, al poseer las herramientas para lidiar con la ansiedad y regular emociones, este vendría siendo el caso de un científico de la Universidad de Chicago y la Universidad Estatal de Pensilvania Estados Unidos, en conjunto con la Universidad de Aarhus en Dinamarca, demostrando que el horror atrapa por completo.

El sonido juega un papel fundamental tanto en la realización como en la respuesta de los espectadores, los silencios estremecedores, los sonidos inquietantes de cosas derrumbándose, de gritos desesperados; un claro ejemplo se ve reflejado en la película Psicosis (1960) de Alfred Hitchcock, donde la musicalización del fondo del video, le agrega más intriga y drama a la escena crucial de esta cinta6.
Las reacciones que se pueden obtener son subjetivas, ya que depende de los estímulos que se den en nuestro cerebro y así mismo se reacciona al peligro; al controlarse este arte visual, se experimenta el placer de miedo; así mismo, depende desde la perspectiva en que se miren, se pueden asimilar en la realidad, hay películas que no es lo mismo si fueron vistas años atrás con el contexto en que se realizó, los medios de comunicación y la sociedad, que ahora donde la tecnología ha avanzado y que, con el paso del tiempo se vuelve resistente a este tipo de emociones.
No sería pertinente pensar sobre la representación de lo amorfo como algo contrario al placer visual, al verse representado en estas películas, donde lo feo no se contrapone a lo bello, teniendo la finalidad de complacer al individuo rompiendo esos esquemas cuadriculados del diario vivir al satisfacer la curiosidad, para ir por encima de lo que se percibe obteniendo un conocimiento y experiencia enaltecidos, donde la estética va más allá de los parámetros que se interpone en lo bello; al final son formas de enfrentar al terror, ya sea mediante la risa o el pavor.
Cali, 2022
1.¿Qué es el morbo y por qué a la gente le gusta?
2. ¿Qué es una película de culto?
3. Definición de Remake según la RAE: Adaptación o nueva versión de una obra, especialmente de una película
4. Por qué nos gustan tanto las series y películas de terror