Monólogos del Coronalipsis
Texto leído en el marco del ISO Festival, Mayo 22 2020
Una divagación, tal vez dos. Una palabra que se vuelven tres en la oscuridad de la habitación, en la sala, en la cocina, en la humedad del baño. Pasan los días y la noción de lo que entendemos por el fin se desvanece en las películas y libros de ficción, la realidad supera las expectativas y lo que era no es y lo que aparentaba es. Este es el orden mundial, el confinamiento, la quiebra del otoño, la extinción de las ideas. Es el fin hermanas y hermanos, arrepintámonos que no solo Dios y el arte han muerto, el coronalipsis está aquí, es más que la tos y la hidroxicloroquina, es el alfa y omega, arriba y abajo vamos a todo y nada.
Un día fue la paciencia, luego vino la resistencia, al final es el desespero, el no saber qué hacer ni qué esperar. A la larga se trata de solucionar, de ver qué posibilidades hay en medio de todo y de la nada, se trata de ver cómo se abren los caminos, porque rápidamente se cierran. Un monólogo en lo que el sistema ofrece como alternativa en el hoy, porque, qué decir del hoy, acaso saber si va a llegar un hoy, o un mañana, acaso no saber nada, conocer las especulaciones y suponer algo sobre ellas, parte de todo el sistema que se abre. ¿El sistema, cuál sistema? ¿Qué es un sistema? El sistema económico del capital que se construyó desde la revolución industrial ya tenía claro de qué manera y cómo se entendía la naturaleza en general, llámese planta, humano, piedra o animal, da lo mismo, si es para producir que produzca si es para servir, que sirva y si es para morir que muera. Esto sumado a la relación de la demanda, la oferta, el superávit y las ganancias, generaron una dinámica que dio como resultado lo que algunos economistas llaman capitalismo salvaje. La solución para estos es cambiar del salvaje a uno no tan salvaje, y qué tan menos salvaje, ¿salvaje como el buen salvaje de Rousseau? O un salvaje como el hippie de la Polla Records presentable en sociedad. Ni en Manhattan saben que va a pasar. Que si es la economía que siguió a la primera o a la segunda guerra mundial, que si fue como la gripa de 1919 o como el último brote de la peste de 1665 o la depresión del 27. Lo único cierto es que no se sabe nada. Mientras tanto Warren Buffet vende sus acciones de las aerolíneas y bancos, los cielos están azules, welcome blue skyes, la polución ha disminuido y a lo lejos se ve la ciudad junto a las montañas casi transparente, pero cuánto dura?, dura lo que dure la moto y el carro apagado, lo que dure el camión y el crucero de nuevo atracado en cualquier puerto, donde ahora las tripulaciones de esos barcos se suicidan esperando volver a sus hogares que no es un camarote de la royal caribean.
El capital se mantendrá, pero cuál capital, ¿y cómo conseguir ese capital y para qué ese capital? Tal vez la última pregunta sea la más obvia, el capital como una llave que mueve, pero que también detiene. A través de ese capital entonces y sus posteriores variaciones como el capitalismo Chino por ejemplo, mas objetos entraron como parte de un sistema de bienes y servicios, bienes como casas, carros, aviones, muebles, sillas, decoraciones, piezas y objetos de arte, obras de arte.
¿Y cómo qué hacer con el consumo de las obras, de las obras de arte? Esto no es igual al consumo cultural, más allá de un sistema económico la cultura parte de las relaciones construidas como humanos y esto que ocurre es ya una misma forma de la cultura, porque así como ha variado el consumo, la producción, la cultura se transformó, no es que se haya ido transformando, no, esto ya fue, esta especie aprendió a comunicarse como fuera la manera, inventando lenguajes, símbolos, códigos, y así a través del internet tiene mucho en donde expresarse como comunidad o espacio, youtube por ejemplo, con los comentarios deja el rastro de un tiempo, pasamos de decir algo de una canción, las super interpretaciones, esta canción quiere decir… a contar nuestras experiencias o nostalgias a quien en el 2019 y ahora quién en el covid, o es la mejor canción durante la cuarentena, en cualquier idioma, y eso está ahí escrito en una plataforma que como humanos hemos creado como un registro.
Las obras de arte como un bien material de consumo han adquirido un valor a partir de los cambios y transformaciones de la cultura y de la geopolítica, el que gana dice cuánto vale y si le parece bien pague y si no pues bien pueda, el papel poderoso de lo popular genera impulsos en lo que se llaman las masas y el mundo del entretenimiento crece descomunalmente de la mano de la radio, el cine, la televisión, los medios de comunicación, la publicidad, el internet. Las obras se divulgaron, se ofrecieron, se compraron, se especularon, se inflaron. Y apareció lo que llamaron la burbuja y qué cuándo iba a explotar y que, si ya explotó o que si todavía no, ¿y qué tal ahora? ¿Qué tal el valor de la experiencia del arte en la sociedad postcovid con distanciamiento social en espacios cerrados como los museos? Jerry Saltz ya lo ha considerado cuando se pregunta por las galerías y el mundo del arte que vendrá, ese mundo del arte que desde Danto se hizo tan claro como un sistema organizado dentro de otro sistema fundado en un concepto y sostenido por un comprador, por quien deposite en una cuenta o con un cheque el valor designado por ese bien que llamamos obra de arte. A través de ello la sociedad niuyorquina que dio vida al pop art o las europeas de posvanguardias se nutrieron lo suficiente como para mantenerse en estos días. Pero como todo, se va acabando. Resulta que los grandes empresarios, as presidentes, as, deportistas, actores, actrices, modelos, y demás gente que gane lo suficiente como para que le sobren bien sea 10 millones de pesos o 30 mil dólares por ir barato, pues como que también puede que la piensen después de este panorama, a no ser que hablemos del dueño de Amazon o el de zoom que como dice el dicho, mientras unos lloran, otros venden pañuelos.
Cuál es el papel de los museos, de los espacios expositivos en estos momentos, Lugar a dudas genera sus vitrinas virtuales y mantiene activa la dinámica plástica a través de sus plataformas, sin embargo esto implica si o si las nuevas maneras en que los procesos artísticos han de hacerse, con o sin ayuda del gobierno que en estos momentos mas que nunca no tiene un peso para las artes, pues todo es un redireccionamiento, y si ahora dicen que no, pues lentamente se hará, como los caminos de la burocracia tan conocidos por nosotros, quienes marchamos el 21N y los sucesivos días para clamar contra una reforma que a la larga hicieron como si los que nos manifestáramos fuésemos un grano de polvo al viento que se olvida tras la escoba. ¿Cuál es el papel de las artes frente a la desestructuración de este sistema y la posterior estructuración del que sigue? ¿Cuál es el compromiso o la responsabilidad frente a la experiencia estética de la obra? ¿Cómo generar nuevas relaciones que expandan el concepto de espacio expositivo a través de lo virtual hasta el conocimiento y relación con la obra? Porque las pinturas en Google art se ven impresionantes, mejor que en el lugar original sin embargo el marco, el contexto, el lugar, el montaje, la relación del espacio marcan conceptos de muchas obras que no se comprenden en una pantalla.
Otro capitalismo pervivirá, se verá de otra manera, se estructurará de otra forma, La sociedad que conocíamos se acabó. Puro cuento que vamos a estar como antes, para volver a estarlo nada de esto tendría que haber pasado y ya fue, la memoria quedará y los modos creados no se van a desaparecer, tal vez los aviones vuelvan a volar y el petróleo suba junto al trancón y la muerte animales atropellados por carros o yates, esos mismos animales que ahora nos maravillamos viendo tan hermosos como han regresado a las calles, canales, ríos, avenidas y parques que reemplazaron lo que estaba ahí, y parte del mismo ecosistema era. Sin embarco ya no hablamos de ello, hablamos de un antroposistema, un sistema basado en el capital que solo nosotros usamos, pensado solo en nosotros mismos para alimentar los placeres y deseos nuestros. A partir del antropocentrismo de Protágoras, ahora también cambiamos el sistema para nuestro beneficio. Pero lo que pasó ahora, no tiene vuelta, nada podrá resolver el problema, por más que el mono tome hidroxicloroquina o límpido lo que más le guste, esto no es cuestión de una vacuna y ya, venga aplíquela y salgamos de la vuelta, es una cuestión de pervivencia de la especie, de preguntar para qué la especie y de qué manera acaso somos más imprescindibles que las demás especies.
Que venga el diablo y escoja, por fortuna para mí, hay gente más importante y linda para que se lleve, así que todavía falta bastante. Mientras eso llega, no olvidemos a Siniestro total y procura extinguirte con clase y dignidad, piensa en el museo de arte natural.
Luis Felipe Vélez, Cali 2020