El Sentido de la Ironía Anthony Echeverry

Texto curatorial de la exposición El Sentido de la Ironía realizada en el Centro Cultural Comfandi en Noviembre del 2018.

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La presente muestra del artista Anthony Echeverry en el Centro Cultural Comfandi, aborda a través de puentes entre concepto y acción, una práctica como la corrupción en una dimensión interpretativa que toma el serrucho como materialización de la misma. Así, encontramos tantas formas de corrupción como serruchos puestos en dialogo de manera plástica, porque su funcionalidad como utensilio ha sido desplazada hacía el símbolo y a lo que este refiere dentro de un ámbito cultural concreto como el colombiano, donde en la política se escuchan ecos que repiten infames frases como “reducir la corrupción a sus justas proporciones”.

La asimilación en diferentes niveles de esta acción, genera a su vez una aceptación de la misma y una zozobra que logra ser asumida por el artista con la ironía del objeto que no representa lo que su referente como imagen está indicado, ya que no responde a su apariencia, sino que remite a su significado el cual es abordado en varias técnicas y perspectivas que se complementan en el tema. Bien sea el dibujo, el que usa para crear realidades alternadas entre diferentes iconos que cuestionan nociones fundamentales como la nación, lo espiritual, lo corpóreo e inmaterial; la escultura, en la que localiza con fuerza todo lo torcido, inoperante y nocivo que hay en corromper los comportamientos y unas posibilidades de lo que siempre pudo haber sido o el performance, en el cual vestido como el doctor serrucho deambula por los tradicionales espacios de poder en la capital, como una propaganda política y campaña pedagógica.

Echeverry logra con esto ser entendido no solo en el contexto sino en lo cotidiano, incorporando nociones reconocidas como parte de la realidad y del imaginario colectivo de país que revela y a su vez camufla en su obra, señalando la falta de ética de gran parte de la clase dirigente y política que contagia estos hábitos a la sociedad civil, formando costumbres que en ocasiones pasan entre generaciones y apellidos familiares. Sus obras configuran una visión que señala a través de las posibilidades del arte, múltiples maneras de interpretar un hecho histórico y normatizado como el de la corrupción para ser repensado desde una nueva condición plástica.

A primera vista un grupo de serruchos aparecen ocupando el espacio, remiten a otra cosa que no es su función originaria, son Inuntensilios que desafían la fiabilidad, la plenitud del modo de ser esencial de los utensilios, que plásticamente comienzan a significar otra cosa. Se les ve entonces dirigiendo a un problema más amplio que cala profundamente en la conformación del estado y que hace parte de la estructura, como el escudo, el cual, interpretado, nos enfrenta a realidades que se omiten, pero son palpables en la cotidianidad de gran parte de la población colombiana.

La diversidad de los materiales escultóricos, algunos de los cuales no se consideran formales para la misma, nos habla de la experimentación de Echeverry, quien aborda la maleabilidad de lo rígido, lo versátil del tejido, la ironía de la paz en la cera de abejas, lo multicolor y desbordante de los mass media en el engaño visual del diario vivir, en el que dominados por realidades expandidas o virtuales, parecen querer alejar más la reflexión por los problemas fundamentales, centrando todo en la apariencia y no en el contenido.

Así, la confianza que se tiene en las instituciones que deben defender la nación, está basada en la representación inmediata de los sentidos que como en los objetos, está seguida de la síntesis de materia y forma, pero, ¿qué ocurre cuando estos no funcionan? Se pierde la intención para lo que fueron hechos y cuando el país se divide a la mitad con un serrucho, la reflexión poética se encarga de ocupar los espacios que faltan, confrontando desde el arte y la crítica los comportamientos pasivos, los actores de la situación y un coloquialismo que se pretende maquillar y acaso tapar con impuestos para quienes no se roban un peso.

 

Luis Felipe Vélez F.

Cali 2018

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