Por: Luis Felipe Vélez F.
Cuando el hombre quiso imitar el andar, creó la rueda, que no se parece en nada a una pierna. Así hizo surrealismo sin saberlo.
G. Apollinaire.
Uno de los principales problemas al momento de escribir, es enfrentarse a la página en blanco, la multiplicidad de ideas entrecruzadas se confunden y partir de algún terreno firme nos parece una ilusión. Las palabras se agolpan sin descanso y nada concreto se teje, los minutos se vuelven horas y la desesperanza se apodera al ver que el día se agota. El problema no es tener qué contar, es querer empezar con la frase adecuada que abra los párrafos como un coro de celestiales ángeles, más antes de ello se debe trabajar para articular todo lo que se agolpa en el pecho y no logra ser verbalizado o al menos puesto como un mensaje que sea comprensible.
Es aquí donde la imaginación comienza a entrever la manera de elaborar una idea a partir de recursos que son efectivos, que han sido usados en diferentes contextos abarcando un espectro de significados que en ocasiones se quedan sin ser revelados debido a su complejidad y la estructura del lenguaje humano. “La esencia del lenguaje es simbólica porque consiste en representar un elemento de la realidad por otro, según ocurre con las metáforas” Paz (1994, pág., 34) De ahí la complejidad de la tarea y las herramientas que se crean para resolverla.
Frente a ello, y los múltiples panoramas que se cruzan, surge como una posibilidad de un primer momento del ejercicio narrativo, la llamada escritura automática que se localiza en André Bretón y los surrealistas. En 1917 el escritor francés Guillaume Apollinaire (1880 -1918), presenta su obra de teatro “Las tetas de Tiresias” en la que se usa por primera vez este término, “el adjetivo surrealista —en ese momento previo al surgimiento del movimiento impulsado por Breton-, es un neologismo intencionado porque rechaza limitarse a imitar la realidad a la manera de los fotógrafos, en una posible reacción contra el teatro realista” Fondebrider (pag.11) Apollinaire incorpora con este concepto un horizonte de posibilidades, nombrando de otra manera un entramado de prácticas literarias cuya origen se remonta al s. IV a.c. : Los caligramas.
Un caligrama[1] es un ejercicio escrito/gráfico en el que un conjunto de palabras conforman una figura que hacen alusión al texto mismo. La literatura de vanguardia los usaba, fue así como surcando las fronteras se instaló en Chile por ejemplo con Vicente Huidobro, quien desarrolló un estilo particular del mismo con el movimiento poético del creacionismo.
Surrealismo y escritura
Apollinaire entonces construye un universo en la experimentación, en el riesgo morfológico del mensaje, elaborando una poesía visual. Bretón, como integrante del Dadá, compuso una serie de “poemas collage” en 1920 a partir de la técnica Cut Up[2] como un ejercicio de composición simbólica a partir del azar que después terminaría en automatismo. La dinámica inaugurada abrió el camino para que en 1924 después de una ruptura con Tristan Tzara, André Bretón formulara el primer manifiesto Surrealista. En este, define el movimiento como:
SURREALISMO: s.m. Automatismo psíquico puro por cuyo medio se intenta expresar tanto verbalmente como por escrito o de cualquier otro modo el funcionamiento real del pensamiento. Dictado del pensamiento, con exclusión de todo control ejercido por la razón y al margen de cualquier preocupación estética o moral. (2001, pág. 44)
La creación automática aparece como un camino que va construyendo un recorrido. Sus referencias se hunden profundas en los estados de trance experimentados por los rapsodas. Dicen los historiadores, que Sócrates recibió a uno de ellos, Ion, a quien pregunta por su arte, por su oficio, por su inspiración. En medio de un proceso que va y viene como de costumbre, se arriesga una conclusión de lo que realmente ocurre cuando este declama
Sócrates: Ya miro Ion, y es más, intento mostrarte lo que me parece que es. Porque no es una técnica que hay en ti al hablar bien sobre Homero: tal como yo decía hace un momento, una fuerza divina es la que te mueve, parecida a la que hay en la piedra que Eurípides llamó magnética y la mayoría, Heraclea. (…). Así, también, la Musa misma crea inspirados, y por medio de ellos empiezan a encadenarse otros en este entusiasmo. De ahí que todos los poetas épicos, los buenos, no es en virtud de una técnica por lo que dicen todos esos bellos poemas, sino porque están endiosados y posesos.
Platón (1985, 534a)
En estos casos, la alusión a un estado de semi-conciencia donde todo ocurre, es un asunto casi místico, sin embargo, tal como ocurría en la técnica del cup ut de los Dadaístas, la configuración de un poema para su caso, dependía también de la persona que sacaba las letras. La experiencia de quien sirve en este caso de intérprete, garantiza en buena medida que surja un proceso ordenado, coherente y digno de lauros, como el caso de Ion. Algo que puntualiza Bretón en su automatismo, es la necesidad de recuperar un hacer que no se retenga por normas o condicionamientos morales, ni se deje subordinar a un modo específico de la cultura para desde ahí, construir un discurso que fluctúe entre lo onírico y lo esencial, entre lo concreto e inmaterial.
La escritura automática ofrece un punto de partida frente a la hoja en blanco, pero un inicio que encierra en sí mismo una trampa ya que se trata de actos creativos no programados y sin sentido inmediato para la consciencia, que escapan a la voluntad de un autor ya liberado de la censura. Sin embargo no se trata de escribir por escribir, de unir cualquier palabra en una cascada de sin sentidos, se trata de articular un discurso a partir de una experiencia previa, de un tema a tratar, de un argumento a desarrollar. El Jabberwocky[3] puede lucir desordenado, pero encierra una estructura narrativa, un orden dentro de la línea argumental que complementa lo que ocurre como una unidad significativa. Para escribir es menester leer, considerar un tema y arriesgar hipótesis, como génesis, la técnica inventada por Bretón permite un impulso suficiente para que, con la dinámica discursiva puesta en marcha, se arriesguen nuevos ejercicios discursivos de la misma.
El compromiso con la escritura automática radica en el sustento de la misma, sin un argumento, sin un concepto que sirva de base, no surgirá nada, el manantial somos nosotros, el automatismo conduce sin conducir el caudal del mismo, pero debe haber primero algo, investigación, lectura previa, teoría, práctica. Sumado a este método, el Cadáver Exquisito fue otro de los ejercicios/juegos en los que los surrealistas tanto en pintura como en literatura, abordaron esta vez la creación colectiva a partir de múltiples composiciones personales.
Los textos surrealistas son obtenidos, simultáneamente por diversas personas que escriben, en un plazo dado, y en la misma habitación. Son colaboraciones que deben llevar a la creación de una frase o de un dibujo único en los que un solo elemento (sujeto, verbo o atributo; cabeza, tronco o piernas) aportado por cada uno, o llevar a la definición de una cosa que no se sabe cuál es, o a la conjetura de acontecimientos provocados por la realización de ciertas condiciones absolutamente imprevisibles, etc. Creemos haber hecho surgir una curiosa posibilidad del pensamiento que sería la de su utilización en común.
Bretón (2001, pág.144)
Sin un patrón determinado, esta es una creación que se antoja espontánea y aborda diferentes horizontes vinculándolos en uno, el resultado en ocasiones puede discurrir sin forma aparente, pero el sentido estructura la noción y la dinámica colectiva. Esta variación de la forma de concebir el mundo y su relación con él, daría el impulso suficiente a la creación artística para formular nuevamente la realidad y presentar una forma de conocer que no respondiera a los arquetipos sino a la identidad y el concepto del que crea. “Fue en parte un ataque a la actitud según la cual arte y belleza guardaban una relación interna, como les sucedía a la belleza y la bondad.” Danto (2003, pág. 89)
Las diferentes técnicas se enfrentaban a los cánones, se hizo patente el influjo de la experiencia de los artistas para mostrar que la creación no lleva una sola forma, ni una manera, a partir del influjo de las vanguardias, la acción determinó los conceptos planteados como meras ilusiones.
A manera de conclusión: Eclosión
Eclosión (nombre femenino)
- Acción de nacer o brotar un ser vivo después de romper la envoltura (huevo, capullo, etc.) que lo contenía.
- Acción de abrirse un capullo de flor o de crisálida.
Escribir es crear, dar vida a lo que no lo tiene, generar universos y mundos posibles donde antes no había nada. Pero tal como ocurre en una eclosión, es algo lo que se “activa”, una unión entre lo que se es y lo que se pretende ser, un punto de inicio que se desprende incierto en medio de la certidumbre. En esta medida por ejemplo, es fundamental el tener que escribir, un arranque, un método dado precisamente por el automatismo dé a la escritura en este primer momento un inicio. No se construye un texto académico/investigativo por este medio, sin embargo es un punto firme de donde comenzar a revelarse contra la hoja en blanco.
La escritura automática de los Surrealistas conlleva en sí misma un desarrollo hipotético que se enfrenta contemporáneamente a otro tipo de disputas frente a la razón literaria, afirmaciones como “la literatura es uno de los más tristes caminos que conducen a todo por ejemplo, es una afronta para algunos de los puristas en esta disciplina, a pesar de ello, la estrategia es no tomárselo tan en serio, adoptar esquemas que permitan entender el método y alejarse de lo que se caiga por su peso. Empezar no es fácil, pero lo es más difícil sin un tema, sin argumento ni registro. Este es el punto de inicio, pero no el final, ni siquiera el intermedio, el compromiso es mayor a medida que van transcurriendo el discurso y se van hilando los conceptos.
Mientras ello ocurre, el manifiesto nos insta a crear en el mágico mundo de los Surrealistas en donde ante todo, es imperante hacer caso del inagotable murmullo y de la quema de hojas de laurel para escribir una novela, quien quiera que seas.
Cali 2021
[1] Caligrama. Del fr. calligramme. Escrito, por lo general poético, cuya disposición tipográfica esboza figuras alusivas al tema tratado.
[2] Técnica literaria aleatoria en la cual un texto es recortado al azar y reordenado para crear un nuevo texto.
[3] Galimatazo en español. Es un poema sin sentido que hace parte del libro Alicia A través del Espejo de Lewis Carroll (1984) quien inventó muchas de las palabras del mismo.