Curaduría de mierda

Por Alma Brutau

¿Sería capaz el rey Midas, de tocar su propia mierda para convertirla en oro? Y, si en vez de tener el poder de convertir en oro la materia, pudiera convertirla en mierda, ¿sería él quién ensucia? o ¿estaría siendo ensuciado? Un refrán dice que el dinero, es la caca del diablo.

¿Será que nosotros, la vida, somos el excremento de dios? Eso explicaría porque quiere desentenderse de nosotros, seres que han brotado de sus heces; le damos asco, porque la vida da asco. La vida es un fenómeno grotesco por lo desmedido y mágico por lo azaroso, se ha proliferado para garantizar su prolongación en el tiempo, diseñando en el ADN, una competencia por la energía que habita en cada cuerpo terrestre. Los seres vivos necesitan consumir energía para sobrevivir, deben comerse unos a otros; ya sea molecular o gastrointestinalmente, procesamos la energía en forma de alimento, transformándola, absorbiendo las propiedades funcionales para nuestro organismo y desechando los residuos. Y así se va dando el ciclo de la vida en un planeta que se consume él mismo para renacer dentro de sí, de los residuos florecen después microrganismos que hacen parte del ecosistema también, volviéndose alimento de otros seres que consumirán su energía para hacerla suya.

Una cadena que se rompió con el ser humano, quien cambió la natura por el símbolo. Y el mundo, sobre la tierra ha reinado. La desnudez, el propio cuerpo constantemente se está negando, por las representaciones que normalizan lo que entendemos como conducta adecuada en la sociedad. Se han limitado a la intimidad todos los rasgos instintivos, animalescos, biológicos de nuestro organismo, como algo que nos pertenece para ser oculto ante los demás y de lo que deberíamos avergonzarnos.

Es por este motivo que decidí hacerle honor a la mierda, o a las representaciones dignas de la mierda en el arte, porque en muchas películas pop, un personaje se humilla cayendo en algún pozo de estiércol, pero ahí no hay ninguna reflexión.

Elegí tres obras de artistas que contundentemente usaron su propia mierda para expresarse sobre el sistema, desde diferentes perspectivas y usando una semántica de la mierda tan profunda como compleja, que no sólo habla de la materia fecal sino que habla de mucho más, tanto así que me atrevo a decir que no habla en absoluto de la materia fecal; la usan como símbolo, para partir de un lenguaje común universal -humanamente hablando-.

La acción Vientre alquilado en el 2000, registra el transporte internacional de semillas de coca entre Cali y Curazao, por ingestión, sembradas con la posterior deposición de éstas. Wilson Díaz, durante su carrera se ha dedicado a desmentir y cuestionar los prejuicios que se han construido en torno a la planta de coca y otras sustancias. Su obra ha sufrido varias veces de censura y esta acción plástica no pudo escaparse de esta condición, la documentación fílmica fue eliminada y les organizadores del evento se disgustaron con el artista por rayar los límites de la legalidad.

Wilson Díaz, Vientre alquilado, 2000

De nuevo, reforzamos la idea que demuestra cómo se niega ante la sociedad, lo natural y lo orgánico. El símbolo es más fuerte que la materia, la conciencia nos confronta con el estereotipo y debemos decidir qué creer, si indignarnos o entender.

Las semillas son en potencia una planta de coca, también, el alimento es en potencia caca, la coca es en potencia cocaína. La caca en potencia germina vida. Por miedo a lo que puede ser en potencia, la sociedad decide erradicar posibilidades evitando que algo sea en acto. Si no es, no tiene posibilidad de ser. Es así como una acción tan sencilla, resulta tan radical y relevante, nos evidencia que el símbolo es sólo humano, que incluso se reduce a lo cultural, pues no todas profesan las mismas creencias, pero aun así, profanar un símbolo es castigado según las costumbres de cada contexto.

Fernando Pertuz, en el festival de performance en Cali, para la versión de 1997, presentó Indiferencia, una obra que cuesta creer que fue real. Consistió en llevar la metáfora a la literalidad al comerse su mierda, obviamente, con una dieta previamente diseñada, no por eso es menos repelente la idea de comerse la mierda propia. La expresión comer mierda, se usa vulgarmente para maldecir o para recalcar una situación de miseria que se atraviesa, en este acto, refleja la insatisfacción y el displacer que causa ser ciudadanos de un país que vulnera los derechos humanos constantemente.

Fernando Pertuz, Indiferencia, 1997

El título de esta pieza, nos indica el eje que recalca el artista con su acción performática, pues está comiendo mierda y mientras tanto, el publico asistente sólo observa, indiferente, cómo él ingiere pan untado de excremento.

Así mismo, día tras día, con las noticias o las reformas interminables, se come mierda y nadie se inmuta, muchos hacen gestos con sus caras, se tapan los ojos y se indignan, pero a la final, se sigue comiendo mierda y el gobierno sigue indiferente. Entonces, el propio comensal se sienta a comer indiferente también, resignado a que ese es su plato de comida y que no tiene más para cenar, pues el manjar se lo comieron otres y se lo acabaron en otra parte.

Simplemente, Pertuz logró representar en un cuadro, muy elegantemente, la fealdad de la vida, lo duro de vivir. Es una reflexión plástica que hace parecer bello comer mierda, ante los atroces actos que han experimentado tantos cuerpos violentados; vuelve más digerible, dicha realidad.

Y para cerrar esta curaduría, traigo a una estrella. No son las latas de Warhol, pero van por la misma línea, y son las 90 latas que hacen parte de la serie Mierda de Artista /Merda d’artista por Piero Manzoni.

Piero Manzoni, Merda d’artista, 1961

Debo resaltar la irreverencia de este artista, que en mayo de 1961, produce y saca a la venta su serie enumerada de esculturas, que tienen por material el insumo corporal de sus eses fecales. Hay una relación del creador de esta pieza con el psicoanálisis, pero el sentido de esta obra no se limita a la acepción fecal, sino que abarca, incluso, el mercado del arte y la especulación por el precio del oro, equiparando su valor en peso, con el de la mierda.

Treinta gramos de mierda se convirtieron en treinta gramos de oro, como Midas, una vez se toca, la materia se transforma, deja de ser lo que era para volverse inerte y ya no puede revertirse, pues se ha roto el ciclo de la vida.

La calidad y esmero que conlleva esta producción, dan muestra de la dedicación invertida por Manzoni; la conexión con sus fluidos y la exaltación de ellos en diferentes obras suyas, demuestran el interés manifestado por el joven y visionario artista italiano. Un interés por el ego, que defiende al yo por encima de todos los seres, que me hace protagonista de una vida que aparentemente me pertenece.

La exaltación de los residuos es la veneración de la vanidad, del egocentrismo y del yo como sujeto individual, con identidad propia y única. Ese es el gran logro del ser humano y del desarrollo de su conciencia, para eso evolucionó el cerebro y por eso sobrevivimos aún cuando nuestra armadura de esqueleto con músculos, no resista los vertiginosos golpes de la tempestad y la intemperie.

Ignorar la mierda, así como se ignora la basura y los residuos, no hacen que ésta desaparezca. Si un sistema está vivo, expulsa los desechos de energía que consumió y que ya no le sirven más, es parte de su funcionamiento. El arte usa el material para hablar del símbolo, y los símbolos nos permiten interpretar los significados de la representación, tan abiertos como el lenguaje mismo; depende de nuestro entendimiento y de nuestra facultad para jugar con la imaginación, poder ver más allá.

Cali, 2020

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