Oscuro animal

Por: Juan José Vélez

La película Oscuro animal (2016) de Felipe Guerrero, sintetiza el drama de tres mujeres en el seno del conflicto armado colombiano. Ellas son Rocío (Marleyda soto); Nelsa (Luisa Vides); y La Mona ( Joselyn Meneses). Aunque el argumento es ficcional, el contexto que recupera no lo es, motivo por el cual las situaciones que nos presenta son un modelo general de lo que es el conflicto interno en nuestro país. Con un narrador extradiegético, el rasgo más llamativo de la cinta es que no tiene diálogo alguno. Es ante todo un ejercicio que pone en entredicho la potencia de la mirada. Simbólicamente, la ausencia de diálogo es un recurso que en este caso puede denotar desde nuestro propio silencio frente al problema, la impotencia de sus víctimas y la incapacidad de escucharnos pacíficamente.

Cartel oficial

Al ser un metraje no-narrativo, buena parte de la responsabilidad cae en la dirección de fotografía, pues los aspectos expresivos adquieren prioridad. Aquí, la fotografía a cargo de Fernando Lockett consiguió contrastar la belleza del juego cromático en los paisajes con la crudeza del juego emocional en los personajes. El sistema formal que se nos surgiere es el categórico, esto con relación a los modelos que ofrece, es decir, tres historias posibles vividas por víctimas del conflicto colombiano; y su diferenciación formal, puesto que son historias que se nos muestran por separado. En este sentido, la disposición de las tomas, su ambientación, y encuadres favorecen un sentido de introspección que nos mueve durante todo el film. Este sentimiento de intimidad al que nos lleva esta gramática cinematográfica permite empatizar con las protagonistas, configurando así una indignación colectiva.

Set de grabación Oscuro animal 2016. Felipe Guerrero

Es probable que estemos ante un ejercicio de narración no verbal, es decir, de la imagen. Si bien no hay una evidente construcción de personajes, más allá de un rápido vistazo a una habitación destruida (Rocío) y dos fotografías (Rocío; La Mona) que permita constituir el discurso en una historia (inicio, nudo, desenlace); es el gesto de las imágenes lo que relata, no a nuestros oídos, sino a nuestra mirada. Al ya haberse dicho todo lo que se pudo y no resolver ni la mitad de lo que se dice sobre el conflicto, el gesto de distanciar la mirada rescata el valor del respeto, que como nos recuerda Byung-Chul Han, “significa, literalmente, «mirar hacia atrás». Es un mirar de nuevo” (2014, p. 4). Este gesto particular, tiene tres efectos, por un lado, ralendizar la imagen digital logra darle tiempo a la memoria para discernir lo que observa y no reducirse a consumir lo que ve.  Por otro lado, restaura el aura de lo pictórico para dignificar lo que se re-presenta, es decir, la estética recobra el valor que creía perdido en el arte socialmente comprometido (Salazar, 2017). Y en tercer lugar, rescata al espectador de la nube discursiva de los informes de la verdad para ubicarlo atmosféricamente en lo que evocan sus infinitas páginas.

Referencias

Guerrero, F. (Dirección). (2016). Oscuro Animal [Película]. https://www.rtvcplay.co/peliculas-ficcion/oscuro-animal

Han, B.-C. (2014). Sin respeto. En B.-C. Han, En el enjambre (pp. 7-12). Herder.

Salazar, C. (2017). Pintura e iconoclastia. Breve historia de las muertes de la pintura. En C. Salazar, Antología de textos críticos (2004-2013) (pp. 132-165). (BIS) | Oficina de proyectos.

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