Por Alma Brutau
Diferentes personajes españoles se han atrevido a soltar la lógica de la razón, como el arquitecto Antonio Gaudí, o los pintores Pablo Picasso y Salvador Dalí. Ellos han recurrido a la imaginación como una fuente de inspiración para ver el mundo de una nueva forma, descubriendo una verdad propia del arte.
Rosalía Vila nos da un ejemplo de ello en su álbum recién lanzado, MOTOMAMI (2022), un disco de 16 canciones que reúne variedad de ritmos tanto tropicales, como electrónicos, evidenciando el bagaje musical y la influencia cultural de la cantante.
Podemos escuchar bolero en DELIRIO DE GRANDEZA, samba en CUUUUuuuuuute, champeta en BIZCOCHITO, bachata en LA FAMA, reguetón en CANDY, mientras que otras canciones son más difíciles de categorizar, por el mismo hecho de la artista querer hacer algo diferente. Éste último punto se ve reflejado en los títulos que ha elegido, no sólo usando mayúsculas de manera indiscriminada, sino también inventando palabras, escribiéndolas a su antojo, o rescatando coloquialismos urbanos.
Las artes, aunque trabajan con algo intangible, tienen sus propias reglas, como las de un juego. Hay que entender que la técnica es importante, pero no suficiente, una vez se domina ésta, puede darse paso a la expresión; como artistas, es necesario aprender a transmitir y no sólo seguir las normas preestablecidas.
La experimentación y el dadaísmo
Una corriente artística que explotó al máximo esta cualidad creativa, fue el dadaísmo; un colectivo que en busca de libertad, rompió las cadenas impuestas por la élite institucional de aquella época, su preocupación era encontrar algo que emocionara desde lo carnal al público, y no cómo conseguir dinero con esto. Muchos entendieron desde afuera, que cualquier cosa era entonces arte, cuando se trata más bien de entender que el arte puede verse como cualquier cosa.
Abcdefg recuerda este movimiento, el cual resulta tan contemporáneo y aún genera confusiones en ciertos espectadores que desean el canon, rechazando obras como El comediante (2019) de Maurizio Cattelan o Caja vacía de zapatos (1993) de Gabriel Orozco. Muchas veces la frase que acompaña el desprestigio de obras así es “yo podría hacer eso”, pues bien, nada está más lejos de la verdad. La pregunta es si lo podrías imitar o si lo podrías crear por cuenta propia, ¿cómo llegar a eso? Lo más fácil es creer que simplemente a los artistas les dio pereza hacer algo más complejo y solucionaron de rapidez su tarea, para lucrarse como en El traje del emperador (1837), cuando realmente, esa imagen es resultado del trabajo arduo. La exigencia que hay detrás no se ve, sólo se ve el resultado, sin embargo, al investigar, puede reconocerse el trayecto que se ha recorrido para llegar ahí. Eso tan sencillo, es producto de la reflexión constante sobre las artes y por ende, tiene una justificación que lo respalda como obra.
La intuición para la imaginación
El trabajo del artista se parece al de un médium, en cuanto que presta su cuerpo y mente como instrumento para manifestar un mensaje que insiste en salir a la luz, puede parecer inexplicable, pero hay fenómenos que como mortales no podemos comprender del todo, y donde lo hiciéramos perderían su gracia. Una comunicación efectiva se logra a través de símbolos, señales, metáforas, alegorías… que ayuden a representar esa idea universalmente; sirven como un código encriptado, el cual debemos descifrar con los sentidos, identificando elementos comunes para saber cuál es la intención detrás de estos y qué quieren decirnos.
Este tipo de mensaje no es textual, pues estamos hablando de poiesis, así que hay más de una interpretación valida y dependiendo del sentido que cada quien le dé, va a tener un significado u otro. Desde sonidos hasta colores, tienen un efecto en nuestra psique, nos transmiten alegría o tristeza, rabia o amor, emociones que nos mueven, a las cuales les hemos puesto un nombre, mas no sabemos cómo son. El arte se encarga de trabajar con los sentimientos humanos, por eso existe la estética, aunque el conocimiento sensible suele menospreciarse, se trata de una ciencia.
El dramaturgo y escritor andaluz Federico García Lorca, expone un fenómeno similar en su conferencia Juego y teoría del duende (1993), acusando a éste de ser el que provoca esa descarga de energía que llena de fuerza un espectáculo. Dirá él:
… el duende es un poder y no un obrar, es un luchar y no un pensar. Yo he oído decir a un viejo maestro guitarrista “El duende no está en la garganta; el duende sube por dentro desde la planta de los pies”. Es decir, no es cuestión de facultad, sino de verdadero estilo vivo; es decir, de sangre; es decir, de viejísima cultura, de creación en acto.
Diferenciándolo del ángel y la musa, que, aunque virtuosísimos entes, impiden que aparezca el duende, ya que éste no se trata de una iluminación divina sino más bien de una pelea por montar cual jinete, el caballo salvaje que es la belleza. Pronunciará entonces:
Todas las artes, y aun los países, tienen capacidad de duende, de ángel y de musa; y así como Alemania tiene, con excepciones, musa, y la Italia tiene permanentemente ángel, España está en todos tiempos movida por el duende. Como país de música y danza milenaria, donde el duende exprime limones de madrugada y como país de muerte. Como país abierto a la muerte.
Cabe mencionar que Federico García Lorca murió asesinado por el régimen franquista, en medio de un ambiente militar tenso que se sintió amenazado por su existencia. Aún cuando le costara la vida, no dejó de ser sí mismo y defendió sus creencias hasta el final. La muerte nos hace pensar en la vida, sentir la muerte cerca, nos emociona. Para conocer al duende se debe estar dispuesto a sacrificar la perfección técnica y encarnar la emoción pura, porque cuando se trata de vida o muerte, no lo piensas dos veces, haces tu mejor performance.
Las letras de Rosalía constantemente pintan a la muerte, tanto en sus álbumes anteriores El Mal Querer (2018) y Los Ángeles (2017), como en los sencillos Dolerme (2020), A palé (2019) o su colaboración con C. Tangana, Antes de morirme (2016). En éstas, la muerte no es protagonista, pero está presente al ponerse en juego la vida.
Hay que desprenderse de todo para crear sin miedo
Como al montar en motocicleta y sentir la velocidad, esa adrenalina que se dispara provoca en el cuerpo un éxtasis, particularmente, yo no he manejado nunca una motocicleta, pero disfruto de las montañas rusas y atracciones que hacen latir el corazón; pienso que cuando logras disfrutar de ese momento en vez de dejarte invadir por el miedo, experimentas la dicha de saltar al vacío, te vuelves temeraria y sientes el poder, así sea por un instante.
En MOTOMAMI se siente ese riesgo, no es en vano que se haya elegido un casco como símbolo del álbum, manteniendo una coherencia conceptual y gráfica que le da una identidad propia al disco. En la presentación de su lanzamiento oficial, el 18 de marzo vía TikTok, se transmitió desde la cuenta de la artista un vídeo-performance conformado por diferentes actos que correspondían a cada canción de MOTOMAMI, diseñado para ser apreciado desde un móvil telefónico, contó con varios giros de cámara que generaban cierto vértigo. Aunque habían cortes de edición, la cinta se sintió como un plano secuencia, incluso se mete una escena en la que Rosalía sale a hablar por teléfono y luego a través de su celular, nos muestra al público, el estudio de grabación y un poco del detrás de cámara, compartiendo ese rasgo tan íntimo de la producción.
La mariposa es el otro símbolo presente en el álbum, que nos habla de transformación y también de enfrentar los miedos, pues curiosamente, la cantante ha confesado en una entrevista que estos insectos le causan fobia. Ella siempre está rompiendo los límites que la atan, logra ir más allá. Sabe abrazar el sin sentido de la vida. Con esto, me da la impresión que Rosalía es una artista del performance que canta, su voz no está sola, su cuerpo la hace salir.
Y no tiene que ser una explosión de movimiento, puede estar sentada solemnemente y aún así se percibe esta fuerza fluyendo de sí. Somos energía. La energía no se crea, ni se destruye, sólo se transforma. Muchas veces se ha repetido esa frase pero ¿comprendemos acaso qué significa?

Rosalía transforma la energía mientras atraviesa el álbum, abre con un género bailable subiendo los ánimos con SAOKO y termina con un género lírico, calmando la agitación con un conmovedor SAKURA, logrando un contraste de emociones, palabra clave en este proyecto. Por ejemplo, para la imagen de portada se realizaron diferentes procesos que fusionan el medio análogo con el digital.
No existe una fórmula mágica
Lo que funcionó una vez no necesariamente funcione otra vez, copiar un hit no es garantía de éxito, más bien lleva directo al fracaso. No hay un paso a paso para crear una obra de arte, simplemente ésta va surgiendo a medida que se desarrollan unas intenciones y motivaciones personales. Para que exista libertad creativa, se debe crear por gusto y no por obligación, pues eso entorpece la creatividad y bloquea la imaginación. Al trabajar con la emoción es importante estar conectados de corazón con el proyecto que estemos produciendo, sea el medio que sea.
Hacer pensando en que si le gustará a los demás lo que estoy haciendo, es una camisa de fuerza que retiene al artista. Como profesionales, tenemos un conocimiento y una práctica, así que es necesario confiar en nuestra intuición y afinarla a partir del ensayo y error.
La mejor forma de saber qué funciona y qué no, es probando, empíricamente, para ello suele necesitarse tiempo, experiencia.
Sin presiones, no tiene que ser un intento desesperado, se trata de fluir, es necesario estar con la mente relajada. Crear es una combinación entre diversión y esfuerzo, precisamente, como el juego. Cuando nos estamos divirtiendo, estamos más receptivos, vivimos el momento, sentimos sin pensar tanto y nos dejamos llevar más naturalmente y como el juego, implica un cansancio propio de la actividad realizada. Divertirse es una luz verde para saber que se están haciendo las cosas bien, la diversión nos conecta, contrario al aburrimiento, que nos dispersa.
El arte es para el goce y la reflexión, un espacio para maravillarnos (o aterrarnos) de la compleja condición humana; el momento para enfrentarse a la pregunta sobre lo qué somos y cuestionar qué es la realidad. En el arte se acepta lo desconocido y se está libre de prejuicios.
Como conclusión, Rosalía nos deja una lección y es que la clave para que algo salga bien, es divertirse en el proceso, por supuesto, practicar bastante, pero estar dispuesta a experimentar, para evolucionar como artista y romper cada vez más barreras.
Cali, 2022
Estoy de acuerdo con tu conclusión pero me parece que ignoras un montón el contexto en el que esta artista esta inmersa. Rosalía no es una artista con un alto grado de independencia así lo parezca, no quiere decir que la propuesta no sea arriesgada pero lamentablemente el lugar en el que se encuentra creativamente no es el de «divertirse en el proceso» y eso lo podemos ver en el bombardeo mediático que le acompaña. El tipo de producción que encuentras en este trabajo llega mas de 10 años después de alcanzar el mainstream gringo con Yeezus de Kanye West que es otro caso de riesgo corporativo mas no creativo, delicioso para disfrutar pero apoyado sobre una experimentación que nunca alcanzara los niveles de difusión de estas personas. Si la superficie te llama la atención quizás es el momento de emprender una arqueología