Miles Greenberg, un artista que lleva el mundo en sí

Por Alma Brutau

Miles Greenberg, Late Octuber. 2020
Miles Greenberg, Late October. 2020

Ver historia destacada de @miles.greenberg Late October en instagram

Miles Greenberg es un artista que lleva el mundo en sí, el hoy. Al igual que menciona Charles Bodelaire en El pintor de la vida moderna (1863) cuando describe al Sr. C.G.:

Cuando por fin lo conocí, vi enseguida que no trataba precisamente con un artista, sino más bien con un hombre de mundo. Entiendan aquí, se lo ruego, la palabra artista en un sentido muy restringido, y la palabra hombre de mundo en un sentido muy amplio. Hombre de mundo, es decir hombre del mundo entero, hombre que comprende el mundo y las razones misteriosas y legítimas de todas sus costumbres; artista, es decir especialista, hombre apegado a su paleta como el siervo a la gleba.

Charles Bodelaire en El pintor de la vida moderna. 1863

Aunque no he tenido la oportunidad de conocer a Greenberg, lo sigo en Instagram -plataforma por la cual me enteré de su trabajo- y con el contenido que comparte, puedo notar que es un hombre de mundo. A su joven edad ha desarrollado complejos proyectos multimediales, su presencia es una declaración de moda, se relaciona con la tecnología y sabe escuchar a la Tierra, Pachamama.

La naturaleza encuentra la manera de comunicarse con Miles, él descifra los mensajes de ésta en una imagen y se vale de códigos visuales, estéticos y espaciales, para construir su obra plástica.

El primer símbolo con el que trabaja Miles Greenberg es el del cuerpo, empezando con el suyo propio. Aunque él no esté hablando puntualmente de ser afrodescendiente, este tema sale constantemente a la luz como si fuese el punto central de su trabajo, esto es porque su piel ha sido cargada simbólicamente por una historia de violencia. Él es consciente de ello y cuestiona los prejuicios alrededor de este tema, en vez de negar la carga, se apropia de ella, investigando sus raíces y empoderándose de esa fuerza negra.

Late October, es una obra multidimensional propuesta por este artista canadiense; con una paleta cromática de colores elementales, como la arena, el pigmento corporal o el agua, que remiten a lo natural y a lo puro; alude a un tiempo pasado, clásico e imaginario. Unas voces envuelven el espacio con cantos originarios y emergen de unos pedestales oxidados los cuerpos de modelos como esculturas.

Dentro de su creación hay un estado de trance, donde conecta su alma y su ser al subconsciente, habitando una dimensión paralela, onírica, poseído tranquilamente como quien se deja poseer por alguna divinidad.

“Por lo tanto mira si quieres pasar á mis ojos por un hombre injusto ó por un hombre divino” le pregunta Sócrates a Ion de Efeso, en el dialogo Socrático escrito por Platón, de la poesía (aprox. 401 a.C.) haciendo referencia al motivo de su talento, a lo que responde “En este caso, Ion, te conferimos el precioso título de celebrar á Homero por inspiración divina y no en virtud del arte”

Miles Greenberg, 8:10 (The embrace). 2020

Ver historia destacada de @miles.greenberg 8:10 (The embrace) en instagram

Así como la vida es una materialización del registro que contiene el ADN escondido en los núcleos de cada célula que componen un cuerpo vivo, la herencia africana se manifiesta por medio del arte que hace Miles Greenberg, como un vehículo de su subconsciente; al momento de expresarse emerge el duende del que habla Lorca (1933):

Así, pues, el duende es un poder y no un obrar, es un luchar y no un pensar. Yo he oído decir a un viejo maestro guitarrista: «El duende no está en la garganta; el duende sube por dentro desde la planta de los pies». Es decir, no es cuestión de facultad, sino de verdadero estilo vivo; es decir, de sangre; es decir, de viejísima cultura, de creación en acto.

Federico García Lorca en la conferencia Juego y Teoría del duende. 1933

Aun así, Miles no descuida los detalles, jugando con las texturas, los colores y sus mezclas, observando las sensaciones que éstas producen. Deja por fuera el ruido, nada sobra, ha considerado cada elemento integrado en la imagen incluyendo el tiempo, el vestuario, el peinado, el casting de sus modelos, los objetos, el lugar y el registro.

Como en su performance de tres fases, 8:10 (Embrace), en el cual, la ropa interior utilizada fue previamente tinturada para camuflarse con el color de piel de lxs modelos, vestidos únicamente con un calzón y lentes de contacto blancos, cubren sus zonas íntimas con un abrazo. El peinado diseñado atrae la atención al estar lleno de actitud, visibilizando el legado de una herencia genética. Le acompaña Sasha Payton, modelo italiana de talla internacional, entre otrxs modelos que se turnan para posar juntxs por 7 horas.

Esta instalación tuvo lugar en medio de la pandemia, el año pasado (2020); la vitrina, dado el contexto actual, encuadra la nostalgia de la proximidad con los demás, de intimar corporalmente con la otredad, un cuadro que “se puede ver pero no tocar”, un abrazo inmortalizado, que sólo se puede contemplar a través del vidrio. La pareja se encuentra sentada sobre una piedra que, junto con la arena y el agua, remite al océano, generando la sensación de un espacio íntimo, seguro y ajeno del exterior.

Su sencillez es provocadora, optimiza cada recurso con el que cuenta, sacándole el máximo provecho estético y funcional. Como dice la frase atribuida al arquitecto Mies Van der Rohe, “menos es más”.

Miles Greenberg, OYSTERKNIFE. 2020

Ver historia destacada de @miles.greenberg OYSTERKNIF en Instagram

De nada serviría su entrenamiento en el Circo del Sol o en el Marina Abramovic Institute (MAI), si este artista no se cultivara a sí mismo diariamente, cuidándose, haciendo ejercicio, leyendo, alimentándose saludablemente, reflexionando, etc.

Ese rigor que requiere cultivarse, puede reflejarse en su obra OYSTERKNIFE, un performance de 24 horas ininterrumpidas, que se trasmitió en vivo por internet.  No sólo vemos una imagen, contemplamos una idea representada, la lucha entre la resistencia y el agotamiento. Una caminadora aparece iluminada dentro de un vacío, como una proyección mental. También llamada banda sin fin, este utensilio es usado con fines deportivos, aquí es un elemento que significa el loop, presente en las obras de Miles Greenberg; la acción se limita a una repetición que, aunque constante, varía. La ropa es deportiva, ergonómica, de colores tierra, casual, reflejo de la cotidianidad, del presente, del día a día; la duración del performance nos lo rectifica.

Un día entero caminando sin parar, sin llegar a ningún lado, avanzando en el tiempo. Eso es el arte, algo que parece imposible, esa es su magia. Su cansancio es histriónico, mientras se relaciona con la máquina no parece estar sufriendo, se luce y baila, se sienta en ésta, bosteza, con confianza, sin pena ni miedo.

Greenberg está permeado por la cultura global, vive entre ciudades que son epicentros culturales, donde se reúnen las diversas identidades en un mismo territorio, como Nueva York o París; sumado a una buena dosis de intuición, sus imágenes logran ser un concentrado de la actualidad, abarcando lo que somos hoy en día como unidad, nuestra condición de ser humanos y la contradicción que implica serlo. Da muestra del grado de conciencia que requiere darse cuenta del hoy,  estudiando el pasado, para representar los problemas de la humanidad desde el arte contemporáneo.

Cali, 2021

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