EXCESOS, DESFASES y SUPERFICIES: de la serialidad en masa, a lo individual en detalle

El 20 de Abril del 2018, culminó la exposición Excesos, Desfases y Superficies, montada en la Casa Proartes desde el 21 de Marzo del presente año; realizada por el colectivo Monómero, integrado por Johan Samboni y Dayana Camacho, esta exposición recoge pintura, instalación y escultura.

Foto cortesía del colectivo

En el primer piso, abre la sala una manada de ratas de felpa saliendo de una caja de tamaño medio que conserva su recibo original, desde la china han viajado estos peluches de variados colores; en la pared adyacente nos topamos con unas peculiares repisas de madera que en sí mismas y en lo que sostienen, hacen referencia a la  obra de Ai Weiwei Circle of Animals/Zodiac Heads: Gold, el artista rememora la destrucción del Antiguo Palacio de Verano en Beijing, su ciudad natal, por el ejército británico-francés finalizando la guerra del opio; denuncia el saqueo del monumento al calendario chino encargado a Giuseppe Castiglione, que consta de las 12 cabezas de los animales que lo componen, en bronce. Weiwei se apropia de estas piezas reinterpretándolas, las recrea en menor escala y bañadas en oro, el colectivo le hace la misma jugada a Weiwei al apropiarse de su serie haciendo su propia versión a lo made in China, con animales de plástico pintados de dorado.

Ai weiwei

zodiac head

Y es que uno de los temas que está presente en la exposición es de la réplica, más específicamente lo chiviado [término coloquial para denominar la imitación barata], como podemos corroborar en el segundo piso, en el que hay, por ejemplo, pinturas de gran formato que representan fielmente chinerías, objetos de producción masiva fabricados en China, invisibilizados en el cotidiano por su dudosa utilidad; éstas se encuentran instaladas imitando a mayor escala los aparatos donde se disponen los mencionados productos en los locales del centro de Cali: envueltas en plástico y sujetas en la parte superior por una madera que copia muy bien al cartón que cierra los empaques, incluso recrea con gran exactitud las grapas, y el agujero por el que se cuelga en el estante.

Detrás del resultado final, hay un profundo seguimiento al consumo popular y a la producción de estos artículos, Monómero es un cliente fijo en estos lugares de comercio, pues han comprado y coleccionan una serie de nadáculos que resultan, en ciertos casos, descontinuados. Es interesante como éstos son desvalorizados por el mercado, pero siguen siendo elaborados por las industrias como juguetes que pueden botarse, dirigidas especialmente para un público infantil, ya que es común encontrarlos dentro de las sorpresas que se regalan a los invitados en una piñata, más rompen este ciclo de ser-no-útil cuando el colectivo los selecciona de entre todas las cosas y los eligen, no sólo para ser expuestos, sino también para representarlos, para darles un lugar en el mundo de las imágenes, dedicándole tiempo para observar y transcribir al óleo algo a lo que se le ha asignado un valor mínimo, técnica, económica y conceptualmente; se pronuncian los artistas al partir de la serialidad en masa a lo individual en detalle, pues en el arte sí se vale existir sin ningún propósito funcional.

Alma Brutau

Cali, 2018

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