Nadando por entre la línea de la vida

Por: Alma Brutau

Trascendental, así es la obra de María José Arjona.
Ella dispone del espacio tan finamente, y desde su vestuario propone un ambiente onírico, trae al mundo real, un fragmento del mundo de las ideas, hace tangible reflexiones sobre-el-ser.
Entramos a la sala y María José está sumergida en su acción, desde afuera pudimos percatarnos que estaba ahí, un sonido nos lo indicó; se mueve y se resbala en el reflejo de tantas botellas de vidrio que suenan estridentemente, el ruido no cesa, queremos ver pero queremos irnos; las botellas están pendiendo del techo y dejan un estrecho camino vertical por el cual se traslada la artista en decúbito, girando entre prono y supino. Nos acostamos para observarla mejor, hay más personas haciendo lo mismo, queriendo ver de más cerca ese momento mágico, algunos eligieron la experiencia del registro -con la cámara- sobre la experiencia estética, en lo que a mí concierne, prefiero primero vivir la obra y después realizar un breve registro -porque no está demás volver a ver la acción o apoyarme en ella para, por ejemplo, este artículo-.

Ver registro del performance en el canal de YouTube

En el texto curatorial menciona que ese resultado plástico parte de una investigación que realizó Arjona después de toparse la vista con un ornitorrinco, entonces se apoyó en la teoría de Darwin para materializar esa línea de vida de todas las vidas, de la transición de especies, y sobretodo de la transición a ser mamífero.
Por eso parece nadando, pienso. El espacio que crea es infinito con ayuda del espejo grande y rectangular que está como piso del escenario, se visualiza ella en el otro lado, en la otra dimensión, no está debajo como parecía en un principio, sino que está encima de las botellas, ¡es una imagen surreal! El sonido agudo y desfasado entre éstas, ayuda a construir esa imagen, se complementan todos los elementos, incluyendo el título, Línea de vida, porque es frágil y violento: frágil sus movimientos, frágil el vidrio, frágil el reflejo, frágil la vida; violento el grito de las botellas, violento el vestuario negro, violento el corto espacio de aire para moverse, violenta la competencia por la vida.
María José Arjona realizando un performance es imperturbable, es solemne y está segura de lo que hace, está seria, y estar seria no es sinónimo de estar brava, es una seriedad serena que no pierde la fuerza de la acción.

Línea de vida, performance

Mientras se desplaza también se queda fija, otras veces se mueve más despacio, llegando casi al silencio, otras veces se mueve más amplio, tocando todas las notas. Su movimiento hace vibrar al vidrio, su movimiento le da el ritmo a la sinfonía, está bailando y con la propia danza va tocando su música.
Podemos ver la influencia que tiene en esta obra de Arjona, la danza contemporánea, que es un tipo de danza terrenal, que se hace casi que en el suelo, es pesada o más bien, el cuerpo se hace pesado y se arrastra, haciendo composiciones que incluso sólo se logran ver bien con una vista cenital, en ésta es muy importante escuchar al impulso corporal y aunque se hacen coreografías, claro está, y hay pasos y posiciones nombrados, se explora la improvisación como método de soltar el cuerpo; María José pues, remite con su movimiento, a la técnica, precisión y elegancia, que practicarla conlleva.

Está nadando, está flotando, está bailando, se está moviendo. Allí está: en la acción.

arjona dibujo

Bogotá, 2018.

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